martes, 10 de mayo de 2011

EL PODER DE LA PRODUCTIVIDAD ( por el pastor ALFREDO DI MIRO)..

Creo que es tremendamente importante honrar a Dios, a la Palabra y al que me trae la Palabra, porque de esta manera Dios honra mi vida.
Dios siempre anda buscando a quién honrar, por eso Él quiere que se lo honre.
Lo honramos a Él amándolo de todo corazón, con toda la mente, con todo nuestro ser, honramos Su Palabra, y la honramos conectándonos con quien nos trae la Palabra, porque la Palabra es luz, a punto tal que el Salmo 146:5 dice, “bienaventurado, feliz...”.
“Se puede ser feliz”, es más, serlo debería ser una obligación y no una opción.
Hay muchos psicólogos, hay mucha gente, inclusive Sigmund Freud, que dijo que la felicidad era prácticamente inexistente, pero acá dice que se puede ser feliz, se debe ser feliz; entonces, no es una opción sino una decisión.
 “Bienaventurado”, feliz, “aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en Jehová su Dios,El cual hizo los cielos y la tierra,
El mar, y todo lo que en ellos hay” (Salmos 146:5-6)
Él lo ayuda a construir una vida exitosa integralmente.
Cuya esperanza está en el Señor su Dios”: la esperanza, cuando está colocada donde se debe, implica que se está abierto a eso que se está esperando y por consecuencia, lo que se espera vendrá a la vida del que está esperando. El cual hizo los cielos y la tierra”: obviamente que el material que Dios usa para hacer el cielo y la tierra es su palabra: (hizo) “el mar y todo lo que en ellos hay”, todo lo hizo con su palabra, “que guarda verdad para siempre: quiere decir que todo lo hizo con la palabra, su palabra, y su palabra es la verdad.
Sigue diciendo el verso 7:Que hace justicia a los agraviados, que da pan a los hambrientos”, Él da palabra a los hambrientos. La palabra hambriento es igual a ambicioso, y ambicioso, igual a una persona que tiene grandes deseos de conseguir algo, grandes deseos de obtener algo.
La ambición es la base de todo, o sea, sin la ambición, o sin el deseo positivo, o sin los deseos de Dios, no hay ninguna posibilidad de obtener cosas, solo es posible cuando hay deseos, cuando hay ambiciones. Por eso, la ambición en el Señor nunca es negativa, porque Él quiere que yo ambicione, porque Él da palabra, revelación, enseñanza, a los que ambicionan, ahí lo dice: Él les da pan a los hambrientos.
“El Señor liberta a los cautivos”: hay mucha gente que ha sido cautivada, atrapada, sometida a dejar de desear, o a dejar de ambicionar. Implica que todo lo que usted y yo hemos hecho hasta aquí nació de un deseo, todo lo que usted ha avanzado hasta aquí ha avanzado porque lo deseó, porque lo ambicionó. Significa: toda persona que llega a la equivoca conclusión, a la errada conclusión de que no necesita más nada en la vida, esa persona deduce que ha llegado la hora de morir.
Por eso la gente que más años vive es la gente activa y no la gente pasiva; por eso no se debería anhelar jubilación, nada más, porque a muchos la jubilación les implica el camino de abandonar las ambiciones, y cuando se abandonan las ambiciones, se está llegando a la deducción de que se empieza a morir lentamente.
La palabra viene a libertar la mente que ha estado cautiva, y que ha dejado de tener esos profundos deseos. Si usted sigue leyendo, el verso 8 dice: “el Señor abre los ojos a los ciegos”, es decir les abre los ojos del entendimiento.
No solo lo alimenta, o lo lleva a ambicionar, cosa que antes le parecía imposible, sino que lo liberta de una actitud cautiva o pasiva, le abre los ojos. La palabra “levanta a los caídos”, significa que el que ha caído, en un sentido de fatalismo y de desesperanza, cuando le da lugar o permiso a la palabra, esa palabra lo levanta de esa actitud, y lo saca de ahí.
Versos 9 y 10:El Señor —la palabra— ama a los justos, guarda a los extranjeros, al huérfano y a la viuda sostiene, y el camino de los impíos trastorna”. ¿Por qué? Porque Reinará el Señor para siempre —la palabra de Dios es autoridad, es gobierno sobre su vida, circunstancia, mente, corazón, espíritu, finanzas y en su cuerpo—, tu Dios oh Sion, de generación en generación”: usted ahora no le puede echar la culpa a nadie, ni al gobierno, ni al país, ni al pastor, ni a su familia, ni a donde nació, porque si siempre hace lo mismo, siempre va a tener lo mismo.
Si no quiere tener o ganar, lo mismo tiene que hacer cosas que no hizo. Yo no estoy diciendo que se convierta en un superman de la noche a la mañana sino que, día tras día, tiene que ir anexando, haciendo, cosas pequeñas pero que sean diferentes.
Hay que mirarse a uno mismo, y alentarse uno mismo, en una ambición positiva, que no es otra cosa que una voluntad de prosperar en su vida espiritual, de servicio, de conocimiento, económica y social.
“Solo usted puede activar su voluntad”

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